lunes, 9 de marzo de 2009

Numerología


Las matemáticas son exactas, o eso parece, y últimamente me tienen sorprendido los números, las cifras y los porcentajes.

Los números son eternos e infinitos. Aun sin alma un 4 es un 4 desde el principio hasta el final de los tiempos y el 4 ya existía antes de que hubiera nadie que supiera contar 4 flores, 4 patos, 4 planetas, 4 microbios, 4 galaxias, etc... Además, “El Creador” lo hizo todo en un número determinado de días y con una determinada y concreta cantidad de individuos. Después lanzó aquello de creced y multiplicaos (exponencialmente supongo que quiso decir), que es una máxima matemática de aquí te espero. ¿A que da que pensar?.

Pero lo que me sorprende ahora no es la inexplicable naturaleza existencial de los números, (para eso ya estoy tomando pastillas), sino la fútil y sacrílega utilización que de ellos se hace. Se utilizan para la inmediatez, para que nos comamos con los ojos desorbitados por el número de cifras a la derecha o por la ausencia de estas lo incomible, para justificar lo injustificable, incluso para medir conceptos abstractos inabarcables numéricamente, (una manifestación artística, la conciencia regional, la (in) satisfacción, la (in) felicidad, etc...).

Ahora, es cuando arrimo el ascua a mi sardina (el teatro) y entramos en detalles más concretos.

Leí en varios periódicos del 16 de junio pasado (ya hace muchos meses, pero no he podido olvidarlo), una información firmada por la agencia Efe que tenía el siguiente titular: “180.000 personas asistieron a los espectáculos del Festival de las Artes”, se refería al de Salamanca. Ahí es nada, ciento ochenta mil personas. Sorprendente ¿no?. Curiosa manera de medir el éxito.

Me explicaré. La población salmantina según el censo del año 2000, era de 156.006 ciudadanos. Pese a que en los últimos años la población de nuestra región ha descendido de forma continua, voy a pensar que Salamanca la ha duplicado es decir que actualmente hay 312.012 habitantes censados, con optimismo sumemos 100.000 estudiantes y otros 100.000 turistas. Cifra total 512.012 almas en Salamanca durante la celebración del Festival. Por si acaso y para redondear, pongamos 600.000 personas (¿habrá alojamiento para tantos?). Es decir que en ese caso algo menos de una tercera parte de las personas que se encontraban la ciudad, 180.000, asistieron a los espectáculos. Casi 1 de cada 3 ciudadanos.

Tal cantidad está pero que muy bien, no solo para una ciudad como Salamanca, sino incluso para Madrid, Barcelona o Nueva York. Pero para llegar a ese casi tercio, hay que descontar a unas cuantas miles de personas que por edad, condición física, capacidad económica, horario laboral, ocupaciones varias o simple desinterés no presenciaron ninguna representación.

El titular dice “180.000 personas”, es decir, individuos individuales. Porque espectadores, 180.000 espectadores, puede haberlos ya que una persona puede ser espectador de varios espectáculos (no al mismo tiempo se entiende). Es decir si yo comprara entradas para cuatro espectáculos podría ser cuatro espectadores o cuatro veces espectador, pero solo puedo ser una persona.

A mi no me salen las cuentas, aunque eso ya lo sabía porque yo soy más de letras.

Oiga, con tal cantidad de personas viendo teatro cómo es posible que se diga que es un arte en crisis.

Javier Esteban

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